martes, 5 de agosto de 2008

La Felicidad ...¿utopía?


Hacía tiempo que no me sentaba en serio a escribir, últimamente han sido muchas cosas las que en mi vida han acontecido. Nunca dejas de crecer, de madurar, de aprender y aunque ciertas personas crean que llegados a una edad ya no se puede seguir evolucionando interiormente, están muy equivocadas. Todos tenemos metas, un ideal que alcanzar para sentirnos plenos o completamente realizados. Nos empeñamos en conseguir la máxima felicidad y en el intento descuidamos otras muchas variadas cosas de la vida, que son igual o más importantes para alcanzar la felicidad... y es que, que cierto es cuando se dice que buscar una felicidad demasiado grande es un obstáculo para la felicidad.
Pero realmente, ¿que es ser feliz? y ¿cual es el umbral de la felicidad?, ¿que es aquello que nos señala que hemos conseguido alcanzar la felicidad? Estas preguntas no tienen una respuesta matemática, pues la felicidad no es una ciencia que pueda estudiarse y dar mediciones exactas para todas las personas. Para cada persona el umbral de la felicidad es diferente. Unos son felices trabajando en el trabajo deseado, otros teniendo salud, y otros sin embargo sólo lo son cuando están con los suyos o junto a la persona amada. Pero en realidad la felicidad de una persona no sólo depende de un único factor, contribuyen muchos en ella. Conseguir el equilibrio con todos es la fórmula para sentirse así, pleno, lo difícil es saber cómo alcanzar ese equilibrio. No es tarea fácil de hecho son pocas personas las que logran descifrar los códigos de dicha fórmula, la clave está en saber ser feliz con poco, valorar cada momento, cada instante, intentar ver siempre lo positivo de todo lo que nos acontece, ser buenas personas y dar a los demás todo lo mejor. De esta manera se nos devolverá lo sembrado, la vida siempre termina siendo justa en la misma medida en que nosotros hemos sido con ella… aunque a veces sea difícil creerlo.
Ser feliz en los tiempos en que vivimos aunque suene redundante es complicado, cada vez sentimos tener más obligaciones que nos mantienen estresados y agobiados. Así teniendo tantos adelantos como tenemos en la ciencia, en la tecnología, en las comunicaciones y en la cultura debería ser razón de más para ser más felices y por el contrario somos cada vez más infelices. Las consultas de atención primaria se abarrotan de pacientes con depresión, apáticos y con poca autoestima… inflados con tratamientos antidepresivos ¿que estamos haciendo mal? Nuestros abuelos y bisabuelos eran mucho más felices con menos cosas en sus vidas ¿quizás era porque ellos sabían valorar mejor las pequeñas cosas? Nos estamos olvidando del don mas preciado que tenemos, vivir. Poder andar, correr, reír, llorar, sentir, comer, beber, ver oír, dormir bajo un techo,… y así un sin fin de cosas que se nos pasan desapercibidas porque damos por echo que están siempre ahí, cuando muchas otras personas ni siquiera las tienen. Sea cual sea la locomotora que tira del resto de vagones en nuestra vida nunca debemos centrarnos únicamente en ella, pues todos son igual de importantes. Por ejemplo, los vagones para una persona podrían representar su salud, la familia, los amigos, el trabajo….y la locomotora su persona amada. Esto quiere decir que el tener a alguien especial a su lado que la quiera hace que todo lo demás valla mejor, porque representa esa fuerza que empuja de todo. Hace que el resto se vea de otra manera, con más color y optimismo. Pero el problema viene cuando nuestra vida la inclinamos sólo hacía la obtención de esa locomotora y su mantenimiento, dejando desatendidos los vagones… es cierto que es más difícil ser felices sin esa ilusión que nos empuja a emprender cada movimiento, pero igual de malo es tenerla y cegarnos para el resto de cosas que nos rodean como no tenerla. Esta tarea, es compleja y requiere su esfuerzo y dedicación, solo así evitaremos caer en lo más fácil.
Tú eres el único maquinista con el poder de decidir cómo dirigir el tren en el trayecto de tu
vida.

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